martes, 27 de abril de 2010

LA PERCEPCION DE LA TRANSPARENCIA

La transparencia es una actitud que induce a la acción de personas naturales y jurídicas, por la cual sus resultados son visibles, usualmente ha sido asociado a la capacidad de demostrar lo logrado, mediante la exposición de actos y la justificación de los pasos, que generan esas acciones y esos resultados. El beneficio directo de ello, ha sido la credibilidad y la confiabilidad, complementado por una “imagen” de claridad y verdad. Los campos que en el caso de los individuos se afectan son las finanzas, la responsabilidad y la rectitud, todas apegadas a temas relacionados con la moralidad.

Es interesante observar que las personas jurídicas, se han beneficiado de la imagen de las personas naturales, para lograr la posición de transparente. Se ha estimado, que la suma de la rectitud y moralidad de las personas, hace a modo de agregado, la rectitud y moralidad de organizaciones y que adicionalmente sus acciones y resultados, no pueden ni deben ser sujeto de duda, por venir de quienes vienen, es decir personas calificadas de transparentes. La historia, sin embargo, no nos demuestra esto, ya que personas probadas pueden no necesariamente actuar en la línea del bien común y asumir que hacen bien.

La necesidad social, que también es la sumatoria de necesidades individuales, hace ver que existen expectativas por el bien común, el bienestar individual y social, o el desarrollo en cualquiera de sus formas. La claridad de las acciones y la explicación de los resultados de individuos y organizaciones, se definen como acceso a información que es pública, bajo el derecho a la información, con el objetivo de verificar si se cubren o no esas expectativas.

Es claro que los actores sociales, (individuos y organizaciones públicas o privadas), perciben en el Estado y su ejecutor el Gobierno, a quienes deban ser usualmente exigentes en procesos de transparencia, o exposición de resultados, como un reflejo de interés en sus ciudadanos. Una característica actual, generada por las expectativas del bien común y los deseos de desarrollo, es relacionar el grado de transparencia, con el grado de corrupción, donde a mayor transparencia menor corrupción y lo contrario.

Ahora bien, tener actitudes y resultados “transparentes”, debido a las exigencias de la paradoja de la corrupción, debe ser más que una “percepción”, una verdadera “gestión”, tanto en lo público, como en lo privado, ya que esto implica justificar el uso de las capacidades, que muchos gobiernos y empresas, tienen por la disponibilidad de recursos que poseen, frente a los pocos o muchos logros en su gestión, de cara a sociedades cada vez más necesitadas de oportunidades y futuro.

En el campo de lo público, la “gestión de la transparencia” ha ido tomando sus propias características en cada sector, bajo diversas formas normativas y de proceso. Se apunta como objetivo único, fundamental y operativo, el elevar el grado de comunicación y de información que se transfiere a la sociedad, pero también se anota como insuficiente. De hecho, la sociedad y varios actores de la misma, fundamentalmente organizaciones de la sociedad civil (OSC), ante la importancia de la transparencia y su afectación en los resultados, que se transfieren a la sociedad, buscan impulsar su desarrollo, mediante procesos de investigación y revelación de la gestión pública, apoyando el levantamiento de “capacidad crítica” de todos los actores, y de esta forma incidir en la forma de ejecutar lo público.

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